lunes, 29 de marzo de 2010

Manos vacías

Debemos celebrar
traer un novillo cebado
y matarlo.
O al menos esas son las
palabras
del padre agradecido.
¡Celebrad!
Pues aquél que estaba perdido
se ha encontrado.

Y esa vieja parábola
del hijo libertino
que se deja llevar
por cantos de sirenas
me hace pensar
que no tiene nada de malo
regresar de viaje
con las manos vacías.

Pues Dios perdona
a los cobardes arrepentidos.
Y además
si un hijo fracasa
siempre habrá padres
que encuentren en eso
motivos para celebrar.

1 comentario:

érika vit dijo...

qué padre tu blog,