martes, 19 de octubre de 2010

Crónica de un I-I

Acabó el Mundial de Futbol de Sudáfrica, lo sé, pero si les interesa una crónica que escribí sobre el juego inaugural, revisen esta publicación en Distintas Latitudes.


“Viernes, 11 de junio, 2010. Hoy empieza el mundial de futbol de Sudáfrica y, en cuestión de poco tiempo, México jugará el partido inaugural contra el anfitrión. El juego comenzará a las 10 de la mañana, hora de Nueva York, ciudad en la que me encuentro. Me quedé de ver con mi amiga Deidre R., mexicana, en la estación de Columbus Circle, en la calle 59, para de ahí ir directo a un local de comida mexicana en esa zona de Manhattan que llaman Spanish Harlem, o también El Barrio, a ver la transmisión.

De acuerdo con un estudio de la City University of New York, el número de mexicanos en esta ciudad ya alcanzaba los 289,000 en 2007. Y es fácil identificarlos, sobre todo un día como hoy, de fervor mundialista: en el tren veo varias camisetas verdes, algunas banderas mexicanas, algunos paliacates tricolores. Falta media hora para que comience el partido y en el metro ya se siente un poco de festividad. Y eso, a pesar de que en Nueva York no hay fervores colectivos: esta sociedad está tan segmentada culturalmente que nada, ni el año nuevo, se celebra entre todos los habitantes de la urbe. Por otra parte, esa diversidad significa que siempre hay alguien celebrando algo (la fiesta nacional de alguna isla, un partido entre dos países, etc.). Hoy no es la excepción.”


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